Es probable que hayas escuchado alguna vez que no se pueden freír o cocinar alimentos con aceite de oliva virgen extra (AOVE). Este tipo de afirmaciones que van pasando de boca en boca tienen a menudo poca a ninguna base científica.
Dentro de las grasas necesarias para nuestro organismo, las más sanas son las monoinsaturadas, las que predominan en el aceite de oliva. El AOVE no solo es bueno para su consumo en crudo, sino que también es la mejora opción para cocinar.
Cuando cocinamos a altas temperaturas, los aceites que contienen mas grasas poliinsaturadas como el aceite de girasol, soja o maíz, se degradan y oxidan. Sin embargo, el aceite de oliva virgen extra soporta mejor las altas temperaturas (180 ºC) sin degradarse ni alterarse.
Los alimentos cocinados con AOVE son más saludables y sabrosos, pero hay que tener en cuenta algunas recomendaciones:
- El aceite debe ser de oliva extra virgen.
- Se puede reutilizar el aceite hasta 5 veces eliminando los residuos después de cada uso.
- Evitar cambios bruscos de temperatura cuando cocinemos y no quemar el aceite.
- Secar los alimentos en caso de frituras con papel absorbente para evitar el exceso de aceite.
- Consumir aceite con moderación ya que, aunque tiene propiedades excepcionales no deja de ser una grasa que aporta calorías.